«El diario de Adán y Eva».

entradas-el-diario-de-adan-y-evaHoy os quiero hablar de TEATRO, sí con mayúsculas. Para tod@s aquellos que habéis ido a ver una obra y salís pensando que os ha tocado el alma y para los que no lo habéis experimentado nunca, animaros a hacerlo.

Lo bueno de una obra de teatro es que su representación es única e irrepetible, sólo y exclusivamente para mí, en este preciso momento. Puedo volver a verla pero nunca será igual. Precisamente ésto hace que me resulte tan especial y difícil escribir este post. Echaré mano de mis recuerdos y sentimientos para hablaros de ella, de la OBRA, de «Hoy: El diario de Adán y Eva».

Transcurre en dos estudios de radio con cincuenta años de diferencia. Por un lado Felipe y Catalina son dos actores que radian la adaptación del «Diario de Adán y Eva» de Mark Twain entre coqueteos, miradas y sonrisas. Años más tarde Felipe acude como invitado al programa que conduce Manuela para hablar de aquellos tiempos en los que él y Catalina compartían, según Manuela que está muy interesada en el tema, algo más que un programa de radio. Según Felipe, eso es algo entre Catalina y él que nunca se sabrá por mutuo acuerdo. Un recorrido temporal por los sentimientos, la vida y el amor.

Fernando Guillén Cuervo en la piel y el corazón de Felipe y Adán/homínido (más que acertado, al recordar a cierto personaje que no voy a nombrar, por si al final decidís acudir a verla no estropearos el momento…) y Ana Milán, Catalina, Eva y Manuela. Hora y media llenando por completo el escenario, el teatro y empapándonos de sentimientos. Es increíble como con un simple gesto Fernando cambia de personaje y te conduce por la obra, la vida y Ana, su voz, esa voz que que te acaricia y expresa las emociones justas en los momentos perfectos para no dejarte indiferente.

Ríes, lloras, ries y lloras a la vez, te enternece, te ilusiona… un viaje por las emociones del ser humano centrándose en el AMOR y en la repetición, generación tras generación, de la historia de Eva a través de cada uno de los personajes. En una palabra PRECIOSA.

Si quieres hacerme caso, y espero que sí. No te la pierdas.

El Jardín está perdido, pero yo lo encontré a él y estoy contenta. Él me ama tanto como puede; 
yo lo amo con todo el vigor de mi naturaleza apasionada y esto, creo, corresponde a mi juventud 
y mi sexo. Si me pregunto por qué lo amo, descubro que no lo sé y no me importa realmente mucho 
saberlo; así que supongo que este tipo de amor no es producto del razonamiento y las estadísticas, 
como el amor por otros reptiles y animales. Creo que esto debe ser así. Amo ciertos pájaros por 
cómo cantan; pero no amo a Adán por cómo canta: no, no es eso; cuanto más canta más lejos me siento 
de estar reconciliada con su canto. Sin embargo, le pido que cante, porque deseo aprender a gustar 
de todo lo que le interese. Estoy segura de que puedo aprender, porque al principio no podía 
soportarlo, pero ahora puedo. (Eva)
Dondequiera estaba ella, allí estaba el Edén. (Adán)

Un comentario

  1. La obra es redonda la mires por donde la mires. Empezando por el texto de Marc Twain (que me apresuré a leer despues de ver la obra y no pude evitar ponerle la voz de Ana Milan a Eva y la de Ra..[perdón] Fernando Guillen Cuervo a Adán). La historia de Catalina y Felipe. La forma de contarla de un anciano Felipe, con qué delicadeza, con cuanto cariño, con qué verdad… La complicidad de los dos «peazo» de actores. El «íntimo» teatro.
    Pasan los días y te vienen flashes de la obra y disfrutas de esos flashes … Al mismo precio!!!
    Apenas 90 minutos que consiguen dar una bella pincelada a tu memoria, pincelada pequeña, pero inborrable.

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