La magia de ser Sofía (Bilogía Sofía 1) de Elísabeth Benavent

Sinopsis

Sofía tiene tres amores: su gata Holly, los libros y El café de Alejandría.
Sofía trabaja allí como camarera y es feliz.
Sofía no tiene pareja y tampoco la busca, aunque desearía encontrar la magia.
Sofía experimenta un chispazo cuando él cruza por primera vez la puerta.
Él aparece por casualidad guiado por el aroma de las partículas de café…
…o tal vez por el destino.
Él se llama Héctor y está a punto de descubrir dónde reside la magia.

Mi opinión

La magia de ser Sofía nos habla de sentimientos reales con personas reales. Las emociones que se viven al leer tendrán un papel importante a la hora de empatizar con todos los personajes porque aquí entrará en juego la subjetividad del lector, el dilema moral, la experiencia vivida o quizá lo que no quisiéramos vivir. Tanto si se lee de una manera empática como si se juzga a los personajes, lo que está muy claro o al menos para mí lo ha estado, es que es un libro que remueve por dentro, de los que te hacen preguntarte cosas de tu vida amorosa tanto la pasada como la presente. Quizá en nuestras vidas en algún momento hemos sido Sofía o Héctor o Oliver o Clara o todos a la vez o ninguno… aquí radica la magia de esta historia.

Sofía está muy cómoda en la vida que lleva. Trabaja en El Café Alejandría aunque más que un trabajo es un refugio para el alma de las personas que lo frecuentan. Allí fluye la magia del sentirse acompañado, escuchado y querido por sus trabajadores; es un café donde los clientes se conocen y se sienten como en su casa. Y Sofía forma parte de esa magia, la lleva dentro y la desprende aunque ni siquiera lo sepa.

Héctor ha dejado Ginebra para volver a Madrid y empezar una nueva vida con Lucía, su novia desde los 16 años. Pero más que preparar el camino para el regreso de ambos, huye hacia adelante. Su relación no le llena, no le hace feliz pero cree que es el miedo a avanzar (casarse, ser padre…) lo que le hace sentirse así o por lo menos eso le dice todo el mundo.

Así que en el momento en que Héctor cruza el umbral del Alejandría, todo cambia. La luz de ese lugar y la sonrisa de Sofía (aunque no en un primer momento) atrapa a Héctor que deja de ser triste y apagado para empezar a ser él de nuevo.

Su relación está hecha de pequeños retazos, de charlas a media luz, de recuerdos de juventud en los que creían que a los 30 ya tendrían la vida que siempre habían deseado; tienen complicidad, se hacen confidencias a cerca de todo y de nada… en definitiva desnudan el alma frente al otro. Creo sinceramente que este es uno de los puntos fuertes de la autora. Narra de una forma muy acertada como un ser humano se mete bajo la piel del otro sin tocarse. Las palabras que se dicen, las que no y quedan atascadas en la garganta, las miradas y sus pensamientos son un fiel reflejo de lo que sienten en cada momento y desprenden una realidad muy reconocible para cualquier persona.

La escenas íntimas son impecables y no me refiero a la coreografía que implican esos momentos sino por lo que cada una llega a transmitir y que definen tan bien la situación que viven. La prisa, el ansia, el deseo, el anhelo, la pasión, la complicidad y el amor. Pero aunque enamorarse no estaba en sus planes sucede aunque han intentado resistirse y a pesar de la felicidad que eso debería generar, saben que hay cosas que deben arreglar. Deben tomar decisiones porque todo lo que se hace trae sus consecuencias y todo influye: lo vivido, lo no vivido y esperado, lo deseado, lo desconocido, la rutina diaria, la comodidad de lo conocido… pero lo que de verdad determina muchas veces una decisión es el MIEDO.

No esperaba el final que ha tenido esta primera entrega. Me ha dejado triste y aunque he empatizado con todos los personajes, Héctor me ha decepcionado; ni siquiera estoy enfadada con él, no puedo estarlo y aunque haya una parte de mí que le entienda tal y como empezó, acabó. Héctor tiene un camino muy arduo que recorrer por y para sí mismo, quizá entonces pueda recuperar la magia y devolverla también a las lectoras a las que nos la ha robado.