Un pretendiente para la señorita Bowler de Ana F. Malory

Sinopsis

Mientras que ella solo buscaba al hombre adecuado… encontró el amor.

Para Lorianne Bowler el amor está sobrevalorado y su visión del matrimonio nada tiene que ver con fantasías románticas. El respeto mutuo y la confianza son las bases sobre las que desea cimentar su matrimonio y solo aceptará por esposo al caballero que cumpla sus expectativas al respecto.

Sabe que su paso por la escuela de señoritas de lady Acton, los conocimientos adquiridos en ella y el apoyo de las ladies patrocinadoras, la convertirán en una dama Selecta y le abrirán muchas puertas… tras una de ellas, espera encontrar al que será su futuromarido.

A Nerian Worth, condestable de Minstrel Valley, le gusta su trabajo, cuenta con el respeto de los vecinos y ha hecho grandes amigos en el pueblo, pero desde hace tiempo siente que algo falta en su vida. A sus treinta y dos años necesita asentarse, una familia, hijos… amor.

Conocer a la dulce señorita Bowler reavivará sus ansias de casarse… Pero enamorarse no forma parte de los planes de futuro de Lori y la aparición de un candidato al que la muchacha parece mirar con buenos ojos, dejará al condestable en clara desventaja.

Dos hombres, sentimientos encontrados y una decisión que Lorianne no sabe cómo tomar, porque su corazón se ha empecinado en hacer valer su opinión.

Mi opinión

Con esta séptima novela entramos ya en el ecuador de las entregas de esta serie. Y creo que van ganando en ritmo y en sorprender al lector con los diferentes romances.

Los protagonistas en esta ocasión son Nerian Worth, el condestable de Minstrel Valley y Lorianne Bowler alumna de la escuela de Lady Acton. Estos dos personajes se conocieron en la primera novela, gracias al amor por los animales que ambos profesan. Rescataron a una perrita que se ha vuelto inseparable de Nerian y que por supuesto adora a Lorianne. Durante las novelas anteriores siempre han aparecido sonriéndose y mirándose de forma diferente a como pueden hacerlo dos amigos/conocidos.

Nerian llegó a Minstrel Valley obligado por unas circunstancias que no le fueron favorables. Le dejaron muy claro que un hombre de su clase no podría aspirar a una joven de la nobleza. Así que llegó al pueblo no demasiado contento, pero poco a poco ha conseguido ser un hombre respetado y querido. Pero de un tiempo a esta parte, no deja de plantearse la idea de formar una familia y conseguir así un pedacito de esa felicidad que ve en los ojos de esas nuevas parejas que se van formando.

Lorianne es una joven con los pies en la tierra en lo que a su futuro respecta. No fantasea con romances, no cree necesario que un matrimonio se base en el amor para ser feliz sino en el respeto y las buenas formas. Para eso está en la escuela, para encontrar un buen marido y un matrimonio que satisfaga sus necesidades, no para enamorarse.

Sus encuentros por el pueblo, su complicidad en principio solo amistosa, hará que surja en ellos la emoción de buscarse con la mirada, de sentir que sus corazones brincan ansiosos al verse… Y Nerian se da cuenta entonces de sus sentimientos y se siente perdido y derrotado. Ella es de una clase social muy superior a la suya y su relación está condenada al fracaso puesto que él no tiene nada que ofrecerle más que a sí mismo.

Lorianne no es capaz de entender o aceptar que siente algo por Nerian hasta el primer beso en el que descubre lo maravilloso de ese momento y la emoción en los ojos de él. Sin embargo aparecerá el Conde de Telford, el padre de Christine, otra alumna de la escuela, que intentará cortejar a Lorianne. El conde se adecúa a lo que ella buscaba en un marido y hará que esta dude de si lo que ha sentido por Nerian solo ha sido fruto del momento o de si reaccionará de igual forma con Lord Telford. Pero su corazón solo late en presencia de Nerian y cuando por fin lo comprende, un malentendido y el sentirse herida y celosa la llevarán a aceptar a Lord Telford, que no es como parece y que alberga oscuras intenciones.

La autora refleja muy bien las expectativas de ambos amantes. Cómo se van ilusionando con unos sencillos detalles y cómo poco a poco vuelven a la realidad, a su pesimista realidad, que les dice que es imposible que ambos sientan lo mismo, aunque cada uno por diferentes motivos. Pasamos página tras página ansiando sus encuentros y viviéndolos desde la perspectiva de ambos, hasta que lo que creíamos que iba a suceder para entorpecer esa relación no se produce y nos descoloca con un giro inesperado.

Si bien la entrega anterior se centraba más en el romance y en como llegaba cada protagonista a enamorarse, aquí nos centramos más en ahondar en la descripción de sentimientos, emociones y en el carácter de los protagonistas. Es quizá un romance llevado más en secreto sin contar con la complicidad de las amigas de la escuela, tal y como se ha hecho en anteriores novelas de la serie y por ello nos muestra a una Lorianne que es sincera consigo misma y valiente. Por parte de Nerian, solo sus amigos saben de sus sentimientos por Lorianne tras tomar una cervezas en The Old Flute, escenas llenas de sentido del humor con las que me he reído y que dan el toque desenfadado a la novela. El papel de la mujer en este libro es más destacado llegando incluso a ser defendida la capacidad de decisión propia de las mujeres, por parte del propio Nerian e incluso de Lord Telford.

Es un romance iniciado en la amistad, en pequeños encuentros y en miradas que dicen mucho. Pero sobre todo es un amor nacido de la determinación de una joven que a pesar de no creer en él, no se lo piensa y se lanza porque confia en Nerian.