Una impostora en Minstrel Valley de Mariam Orazal

Sinopsis

Cuando llegó a Minstrel Valley, la ficticia señorita Sherman creyó haber encontrado el refugio perfecto donde ocultarse de los peligros que la acechaban, pero halló mucho más que eso pues la escuela de señoritas de lady Acton le proporcionó un hogar y una familia. Como profesora de etiqueta su vida es pacífica y algo monótona hasta que aparece en el valle un nuevo profesor que no se dejará engañar por su disfraz de maestra severa.

El negocio familiar lo es todo para Dunhcan Bissop. Lo que menos había pensado era que la apertura de sus nuevas caballerizas lo lanzaría de cabeza a terminar como instructor de equitación ¡en una escuela de señoritas! Por suerte, encontrará en la muy estirada señorita Sherman un aliciente para acudir todos los días a la gran mansión y descubrir quién es la mujer que se oculta bajo capas y capas de decoro y secretos.

Mi opinión

Esta es la tercera entrega de Minstrel Valley y es la que de momento me ha suscitado mayor interés.

Esta historia la protagonizan dos personajes que esconden algo: Dunhcan Bissop porque quiere dejar atrás su pasado y la srta. Valery Sherman porque se siente en peligro. Ambos van a parar a Minstrel House como profesores de las alumnas selectas de la Escuela de señoritas de Lady Acton, intentando llevar una vida diferente.

Valery lleva allí 6 años como profesora de etiqueta y protocolo, fingiendo ser alguien que no es. Dunhcan es el nuevo profesor de equitación que se dedica al negocio de cría y adiestramiento de caballos, tal y como viene haciendo toda su familia.

Ambos se ven obligados a trabajar juntos. Dunhcan debe enseñar a las alumnas de la escuela a montar a caballo y Valery a mantener la postura y el decoro que toda señorita debe mostrar mientras cabalga.

Debo decir que el interés por esta pareja ha ido en aumento a medida que avanza la historia, me explico. Al ser el 3er libro de esta serie me imagino cómo van a ser las cosas, y aunque en un principio mi intuición me de la razón, los personajes me han cautivado poco a poco, sin prisa pero sin pausa, como me decía un profesor.

Valery al principio es la típica profesora recta, terca, que no comete un fallo, que no se le escapan los errores de los demás, que no explica nada de sí misma por el temor a ser descubierta y que nunca se permite un respiro. No obstante, llega Dunhcan con su simpatía y ternura sacudiendo la vida de Valery y haciéndole desear cosas que no puede tener. Dunhcan proyecta una imagen de sí mismo, sin él pretenderlo, que no se corresponde con la realidad, pero la autora no ha querido mostrarlo como un encantador de serpientes sino como un hombre que despierta el interés de las mujeres y que por el contrario no se aprovecha de ello, sino que es sincero y amable.

Es curioso como a veces queriendo rechazar a alguien se consigue el efecto contrario. Valery quiere rechazar a Dunhcan porque le recuerda a alguien de su pasado, porque le recuerda que no puede hacer la vida que quiere. Sin embargo su cuerpo no hace más que desear lo que su mente se empeña en detestar y lo demuestra con esos estupendos pensamientos en los que no hace más que darle vueltas a sus encuentros con él. Dunhcan es un hombre acostumbrado a lidiar con la fiereza de un caballo salvaje, a tener paciencia y a ser perseverante, actitudes que le sirven para intentar descubrir qué esconde Valery y le atrae tanto de ella. Son personajes que muestran una evolución paulatina, con los detalles necesarios para ser totalmente natural y creíble.

Me ha gustado el estilo de la autora en el que combina muy bien la narración y el diálogo para hacernos sentir las emociones de los personajes. Nada es excesivo, todo ocupa su lugar, así como la atracción entre los protagonistas, a la que no se pueden resistir. Y es tal la confianza que la autora consigue que tengamos en Dunhcan que en ningún momento del relato dudamos de sus intenciones ni de su honorabilidad. Es el arquetipo de héroe de romántica: varonil, atento, protector, seductor, canalla, divertido pero ante todo un caballero.

Lo único malo que puedo decir es que los antagonistas tardan en salir a escena, tanto que casi nos olvidamos de ellos. En mi opinión si hubieran aparecido antes, aunque fuera en pequeñas pinceladas, se conseguiría que el lector no se acomodara tanto en el relato.

En esta entrega destaca de una manera muy importante el erotismo. Las escenas están escritas de manera sutil pero efectiva. Al tiempo que pone imágenes en la mente de Valery al pensar en Dunhcan o al verle montar a caballo, también las pone en la mente del lector y sin ser muy explícita, porque la historia no lo requiere tampoco, envuelve el relato de pasión, anhelo y sensualidad.

Me ha gustado mucho. No puedo hacer otra cosa que recomendarla.