Tubing de K. A. McKeagney

Sinopsis

La vida de Polly es aburrida, todos los días parecen iguales, hasta que, después de irse de copas una noche en Londres, alguien llama su atención en el metro y su mundo se vuelve del revés.
Su atracción es eléctrica. Se miran fijamente. Se besan. Pero luego… él se marcha.
Una frenética búsqueda online hace que Polly pueda rastrear a su perfecto desconocido para encontrarse de nuevo.
Lo que empezó como una excitante conexión en un vagón lleno de gente pronto se convertirá en una oscura atracción que empujará a Polly al turbio mundo del Tubing (encuentros sexuales en el metro, que se organizan en redes).
Polly siente que todo escapa de su control hasta que un horrible incidente hará que se dé cuenta de que nada es lo que parece y que su vida corre un gran peligro.

Mi opinión

Una vez más guiada por una sinopsis que nos lleva a pensar en otro tipo de historia, me lancé a leerlo y aunque no era la novela que esperaba debo decir que me ha sorprendido para bien.

Podríamos pensar que estamos ante una nueva novela erótica, pero a pesar de esas escenas que las hay aunque muy en contadas ocasiones y narradas desde un punto de vista particular, este libro no es erótico ni romántico. Para mí ha sido suspense psicológico. La mente humana está muy presente en esta historia, no podemos olvidar que su autora es psicóloga y creo que por ello según qué cuestiones están muy bien trabajadas en ese sentido.

Polly, la protagonista, es una joven con muchos claroscuros en su vida, algo que la autora nos va desgranando muy poco a poco. A través de esas migajas literarias, el lector se da va dando cuenta del tipo de persona que es y por lo que ha pasado en su vida. No os lo voy a desvelar aquí, porque restaría ese ápice de intriga que la rodea que hace interesante su lectura. Seguramente no es la protagonista que esperamos, es solo un ser humano que intenta sobrevivir y que se equivoca. Algunas veces no he estado de acuerdo con ella pero a pesar de no empatizar, la he comprendido. Vive una vida que no es la que le agrada pero se deja llevar por la corriente a la que la arrastra su novio Oliver.

Un día sale a tomarse unas copas con una compañera de trabajo y al volver a casa en el metro, un hombre atractivo y que la deja sin aliento se le acerca, la besa y la toca íntimamente con su permiso y tras acabar, se marcha. Este acto es el que dará el pistoletazo de salida a toda una serie de acontecimientos inesperados que cambiarán la vida de Polly.

La atmósfera creada por la autora a partir de ese momento, a mi se me ha hecho asfixiante, hasta claustrofóbica y no son en este caso adjetivos peyorativos sino que demuestran el estado en el que se imbuye la protagonista y por ende el lector. Ha habido momentos en que he cerrado el libro porque se juntaban tantas situaciones complicadas que mi corazón necesitaba un respiro, pero por otro lado no podía dejar de leer.

Polly se adentra en un mundo desconocido, persiguiendo a ese hombre que la seduce con su misterio pero que la lleva a cambiar unas adicciones por otras y a perderse a sí misma por el camino. Todo deja de existir, excepto el tubing. Mención a parte merece el hecho de si llegan a ser creíbles algunas escenas que suceden en ese metro de Londres. Las intento trasladar a mi ciudad y no creo yo que algunos hechos pasaran desapercibidos para los usuarios, pero dejémoslo en que no conozco Londres y no puedo juzgar. Lo que sí cuenta para mí, son las sensaciones que experimenta Polly que son las que al fin y al cabo dan el ritmo a la historia y con las que la autora juega. Es evidente que a medida que Polly participa en ese juego, se va metiendo en un terreno muy peligroso y aunque hacia el final se pueden sospechar muchas cosas, otras son inesperadas.

Ha sido una lectura disfrutada y que me ha soprendido, aunque el final es de esos agridulces y deja sin explicación algunos temas, quizá para que el lector los acabe como quiera.