¿Hay alguien que no sepa quién es Christian Grey? Por si hay alguno que no (cosa que dudo) El señor Grey es ese hombre… rico no, riquísimo, guapo no, guapísimo y estupendo, estupendísimo… en el que profundizando un poco más encontramos a un ser dominante, pasional, romántico, sobreprotector, posesivo, celoso y seductor que ha sabido encandilar a millones de lectoras por todo el mundo y desatar un fenómeno fan alrededor de su personaje y de la trilogía que ha catapultado el genero de la literatura erótica a los primeros puestos en las listas de ventas.
Pues bien, a raíz del pelotazo de 50 sombras han surgido toda una avalancha de novelas, trilogías e incluso pentalogías (como es el caso de la serie Crossfire) de literatura erótico/romántica. Para l@s que nos gusta este género estamos encantad@s. Nunca habíamos tenido tanto donde elegir.
Podríamos pensar que E.L. James ha descubierto la clave del éxito y la fórmula perfecta para que una novela sea número uno en ventas. Pero no es así, es curioso que un blog que sigo, 7 pecados capitales, haya publicado este interesante artículo, que os aconsejo que leáis, porque me viene muy bien para lo que os quiero contar.
No se ha inventado nada nuevo, hace años que existe y justamente con la misma temática, el BDSM. La razón por la ha que 50 sombras ha conectado tan bien con l@s lector@s exactamente no lo sé. Sí sé, que no es la única, en España tenemos a la reina de la literatura erótica del momento, Megan Maxwell, con una trilogía que bate récords de ventas y cada día tiene más «guerreras en su castillo». «Pídeme lo que quieras» tiene unos personajes muy bien definidos, fáciles de querer e imposibles de olvidar.
El problema viene cuando surgen las inevitables comparaciones de cualquier novela o serie con 50 sombras. Tanto alrededor de la trama como en cuanto a los personajes. Es cierto que el esquema se repite. Hombre guapo, rico, con carácter y con alguna que otra tara emocional, que se encapricha de la chica con meras intenciones sexuales, para acabar prendado de ella hasta las trancas porque la dulce, o no tan dulce, protagonista le pone las peras al cuarto. No cabe duda que la fórmula funciona. Pero no todos quieren ser Christian Grey.
El hecho de que se siga un patrón no quiere decir que todas las novelas, ni sus personajes, sean iguales. No digo que algunas no se hayan extralimitado, o bien con afán de éxito y meros intereses comerciales, o por ser muy fan de la serie y cometieran el error de «asemejarse» demasiado… Pero hay que mirar más allá y ser objetivos con la historia. Se escribe sobre hombres así de estupendos, porque es lo que gusta, y lo que gusta vende. Igual que venden las imágenes de mujeres despampanantes en las revistas de hombres. Es la trama lo que marca un punto de inflexión diferenciador en las historias y junto con los personajes principales y secundarios, establece la diferencia entre unas novelas y otras.
La novelas históricas, las románticas donde el protagonista es un deportista, las juveniles, … todas tienen un planteamiento similar. La manera en que el autor/a cuente la historia e imprima el carácter de los personajes diferenciará a unas de otras. Aprovechar el momento para escribir una novela erótica no es sinónimo de plagio.
Eric Zimmerman no quiere ser Christian Grey. Gideon Cross puede que en la primera novela de la serie Crossfire «No te escondo nada» me lo recordara bastante, pero en los siguientes libros se desmarcó. Gabriel Emerson, de la trilogía «El infierno de Gabriel», nada que ver. Björn Hoffmann dista mucho de parecerse a Crhistian Grey y el último en llegar, Jesse Ward, estoy segura de que tampoco. Por tanto, en la variedad está el gusto y dentro de los estereotipos del hombre que vende en la literatura erótica hay grandes seductores que no son, ni quieren ser, Christian Grey.
Cada personajes es diferente, en trato y personalidad, porque sus vidas y la situación que plantea la escritora, también lo son. Ahí está la riqueza.
Bienvenida, Lydia. Encantada de tenerte por el blog.
Estoy de acuerdo contigo, la diferencia está en la mano del autor y las circunstancias que rodean la historia.
Gracias por comentar.
Un saludo.