A quién no le han preguntado alguna vez «¿Te gusta mi corte de pelo?» o «¿qué tal la ropa que llevo?» y hemos pensado: ¡¿Dios, le habrá pagado al peluquer@?! o «Seguro que la ropa se la ha vendido su peor enemigo». Pero acabamos diciendo: «¡Si, te queda genial!»… ¿Por qué? Porque son situaciones excepcionales que no se dan el día a día, apreciamos a la persona que nos pregunta y no queremos herir sus sentimientos. Son mentiras piadosas. Fingimos.
Fingir lo venimos haciendo las mujeres desde que Eva fue expulsada del Edén y procreó con Adán. ¿O también me vais a decir que no se fingen los orgasmos? Se da más en mujeres que en hombres. Sí sí amig@s, parece ser que hay hombres que también lo hacen, no me preguntéis cómo… pero el porcentaje ronda el 33% ni más ni menos, según un estudio realizado por la ABC News Primetime Live. El sexo femenino lo supera con creces , ronda el 68%. Basándose en aquellas mujeres que lo han hecho ocasionalmente (fingir). Para aquellas que lo hacen siempre, afortunadamente, la estadística es mucho menor. El tema es ¿por qué?
Existen infinidad de artículos, de opinión, médicos, psicólogos, tertulias de amigas cafés en mano… que hablan del asunto. Pues bien, parece ser que los entendidos en el tema están de acuerdo en que fingir alguna vez, en ocasiones aisladas, no es malo. Incluso hay quien piensa que hasta es una demostración de comprensión y amor. ¡No os alarméis! Lo justifica (contado a mi manera) así: si ves que tu pareja está haciendo todo lo posible por complacerte pero tienes claro que no vas a llegar, pues mira, no hace falta que nos den el Oscar, pero de «teatro» en esas situaciones entendemos tod@s… Apuntaos mentalmente que os debe uno y a «correr».
Para mas información: http://www.muyinteresante.es/salud/sexualidad/preguntas-respuestas/por-que-fingen-las-mujeres-el-orgasmo-771404734082
A mi personalmente, como dirían los Lanister, me gusta pagar mis deudas. Si mi pareja finge y no me doy cuenta la deuda queda sin saldar. Prefiero que no finja para corregir posibles errores en futuras ocasiones o, si no ha sido cosa mía, saldar mi deuda de una forma u otra.